El mundo de los videojuegos siempre me ha parecido una dimensión ajena. Alguna vez tuve un Xbox 360, pero mi experiencia se limitó a Lego Star Wars y FIFA 09. Cuando me invitaron de Fundación Freedom a cubrir el lanzamiento de Freedom Squad, una alianza con gamers mexicanos para prevenir la explotación sexual infantil, mi primera reacción fue: ¿qué? 

Admito una ignorancia totalmente culpable. Nunca me he sentido inclinada a adentrarme en lo que hoy en día es una de las apuestas más rentables de la industria del entretenimiento. Háblame de cine, de novelas de fantasía o de teatro musical. ¿Taylor Swift? 100% ¿Harry Potter? Claro. ¿High School Musical? Te canto todo. ¿Videojuegos? No tengo ni idea. 

Los videojuegos: una puerta para la trata de menores

El miércoles 27 de septiembre entré en la Arena The Place to Play Movistar, en Artz, Pedregal, sin saber qué esperar. Lo primero que me encontré fue un espacio amplio atravesado por rayos de luz de tonos azules, rojos y violetas. Los costados de la arena estaban divididos por pequeños compartimentos con sillones y grandes pantallas. El centro del lugar era dominado por una mesa blanca que parecía haber salido de una película de ciencia ficción, con sillas alrededor. 

Imagen: Julia Turner

Había quizá unas 60 o 70 personas ahí (nunca he sido muy buena para hacer este tipo de cálculos, por lo que tampoco estoy tan segura). Al minuto de entrar me encontré hablando con Jorge Jesús Borrego, titular de la Dirección General Científica de la Guardia Nacional: “Los videojuegos son un medio a través del cual la delincuencia organizada atrae la atención de menores. A los ciudadanos toca ser conscientes de este problema. Es responsabilidad de todos estar al pendiente de cualquier señal que manifieste que un menor está siendo objeto de un delito”.

Eso me dio mucho qué pensar. En la seriedad con que me habló, encontré un nuevo interés por conocer un poco más del papel de los videojuegos en lo que a mi parecer es uno de los crímenes más crueles y terribles de la actualidad. 

Si hubiera una sola cabeza de la trata de niños, sería el cuarto hombre más rico del mundo. Hay 4 veces más esclavitud hoy que cuando la compraventa de esclavos era legal”, explicó Fernando Landeros, director de Fundación Freedom. Esta asociación civil nació con el objetivo de combatir, prevenir y concientizar acerca de la trata con fines de explotación sexual de niñas y niños

La industria de los videojuegos en México

Consciente de que el mundo de los videojuegos se ha convertido hoy en una de las puertas más amplias para el secuestro de menores de edad en nuestro país, Fundación Freedom se lanzó a generar una alianza con los expertos: gamers entre 18 y 35 años con varias decenas de miles de seguidores en Twitch, Tik Tok, Instagram y YouTube.

¿Qué pasa dentro de las pantallas? Al parecer, el problema no es tanto lo que ocurre dentro, sino fuera de ellas. 

“Los jóvenes admiran el talento del gamer”, afirmó Roberto Cánovas, CEO de Garra Gaming Media. “Hoy hay 70 millones de jugadores de videojuegos en México; solamente en nuestro país, 3 mil millones de dólares son generados por esta industria”.

Para la generación alfa (personas nacidas a partir del año 2010), los videojuegos se han convertido en una de sus principales fuentes de entretenimiento. Su forma de interacción no es meramente virtual, sino que traspasa la pantalla. “Por eso, los jóvenes influencers hoy aquí presentes tienen una gran responsabilidad”. 

Imagen: Julia Turner

Y es que en el centro de la habitación, sentados alrededor de la mesa blanca, había 7 de los gamers miembros del Freedom Squad, cuya mayoría de seguidores es menor de 18 años. ¿El objetivo de este grupo? Usar su plataforma para levantar la voz, informar y prevenir sobre la explotación sexual infantil en los videojuegos. 

¿Por qué nació Freedom Squad?

“Cuando estás en una posición de creador, tienes una gran responsabilidad”, explicó emocionado Ángelo Gamer. “Tenemos un vínculo con nuestra comunidad y, por eso, tenemos la oportunidad de ayudar a los demás”. 

“Como creador, generas contenido diario. Hay un vínculo de interacción continuo”, aseguró Loco Maniaco

Escucharlos hablar me abrió un panorama totalmente nuevo. Todos coincidían en que muchos de los usuarios más jóvenes aprovechan el chat en vivo de un videojuego o de la transmisión del mismo para desahogar preocupaciones y situaciones personales difíciles. Buscan ayuda, buscan consejo en el espacio donde se sienten seguros. Esa vulnerabilidad los vuelve blancos fáciles para la red de trata de menores.

Video: Julia Turner

“Nosotros no somos gente capacitada para atender temas complejos en nuestros espectadores. Yo, por eso, los invito a que le cuenten a alguien de su confianza. Lo que sí es nuestro deber es generar un mensaje que se mantenga presente en nuestras comunidades, un mensaje de prevención”, afirmó Rokoleta.

Una meta en común con los padres de familia

Cuando un gamer daba su opinión, los otros seis asentían con la cabeza. “Yo también he vivido eso”, aseguraban. La verdad, no pude evitar sentirme muy sorprendida. Cuando los adultos voltearon la cabeza hacia otro lado, calificando los videojuegos de inútiles y de pérdida de tiempo, no se percataron de que estaban agrandando la brecha de comunicación con sus hijos

“El que mi papá estuviera presente me ayudó a que el videojuego fuera eso, un videojuego”, continuó Rokoleta. “Necesitamos trabajar en equipo con los padres de familia”

Trabajar en equipo. Gamers y padres de familia, jóvenes y adultos es un reto grande, pero creo que salvaguardar la integridad de los niños mexicanos es una meta que vale la pena.

El evento en la Arena The Place to Play Movistar fue prueba de eso. Ana de Saracho, directora de Asuntos Públicos, Regulación y Mayorista en Telefónica México, lo explicó así: “Para nosotros, el uso responsable de la tecnología es uno de los principales ejes como compañía. Nuestro punto más vulnerable son los menores. Esta es una apuesta transversal”. 

“Hoy en día, el conocimiento es intergeneracional. Nuestra generación tiene que vencer el estigma de que jugar videojuegos es igual a perder el tiempo”, aseguró Cristina Fortuny, especialista en estrategias para el buen uso de la tecnología. “Valoremos el esfuerzo y los logros que ocurren en el mundo del gaming. Esto debería ser una conversación de nuestro día a día”. Y concluyó: “Cuando se unen los elementos de la sociedad, de verdad se puede lograr hacer algo por lo que esta pasando”. 

Freedom Squad tiene un gran privilegio

Al término de las intervenciones, me acerqué a platicar con algunos de los influencers del Freedom Squad. Me llamó la atención descubrir en ellos una auténtica preocupación por la problemática social de trata de menores. En las breves conversaciones que pude tener, leí una sensibilidad real ante la responsabilidad que tienen como creadores de contenido. Me tomó por sorpresa; supongo que eso pasa cuando te encuentras con algo que rompe con un estereotipo que tenías. 

Fernando Landeros se dirigió al Freedom Squad al término de su discurso: “En nombre de mis hijos, les quiero agradecer, porque tienen el privilegio de servir, de ayudar y de proteger”.  

Integrantes del Freedom Squad
Imagen: Julia Turner

Es un privilegio y también una responsabilidad. Fue una suerte haber sido testigo de algo que puede tener un verdadero impacto en nuestra sociedad. Sobretodo, salí optimista: me llenó de esperanza el ver a gente joven convencida de la responsabilidad que viene con su poder de influencia. Seguiré de cerca la labor de Freedom Squad.