El pasado 16 de marzo de 2021, se presentó la segunda MediaLab Talk del semestre compartir el conocimiento de los expertos con los alumnos de la Escuela de Comunicación. Este ocasión, se tuvo una plática interesante con Mónica Lozano, productora mexicana de algunos de los largometrajes mexicanos más importantes de los últimos años y también preside de la Academia Mexicana de Artes y Ciencias Cinematográficas (AMACC). Se abordaron diferentes puntos coyunturales del cine mexicano en la actualidad, como su evolución durante los últimos 20 años. Además, Mónica compartió su cosmovisión del deber y labor de un productor en un largometraje, de igual forma compartió con los estudiantes y participantes su pasión por la cinematografía.
Primeros contactos con el cine nacional
En la década de los 90, Mónica Lozano trabajaba en la Secretaría de Desarrollo Social de la Ciudad de México, durante esa época conoció a muchas personas relacionadas con el arte, específicamente con el cine. En esos momentos, el séptimo arte nacional se encontraba en una crisis. Cabe señalar que en 1997 solo se produjeron siete películas en México, todas sin lograr generar un gran interés por parte de público local. Por esa y otras razones fue que se comenzó a buscar una forma de dar un impulso al cine mexicano.
«Había un clamor de la gente por una ley de cinematografía», compartió Mónica durante el encuentro.
Ella encontró una pasión por el cine y empezó a empaparse del arte. Trabajó un tiempo con Jorge Sánchez, director del Instituto Mexicano de Cinematografía, y fue ahí donde aprendió sobre cine. Tiempo después, en conjunto con Alejandro Soberón y con un financiamiento de Inbursa, crearon Altavista Films y Estudi0 México Films. Se convirtieron en uno de los causantes del resurgimiento del cine a comienzos del año 2000, con películas producidas como: Amores Perros, No se aceptan devoluciones, Malos Hábitos, En la Mente del Asesino, entre muchas otras joyas del cine nacional.
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Mónica la productora
Mónica comenzó su prolífica carrera como productora hace más de 20 años. Se adentró al mundo de la producción por la pasión que le genera el arte. Al pasar del tiempo, también creó Alebrije Cine y Video, con la misión de apoyar los proyectos cinematográficos mexicanos que pueden tener calidad de exportación.
Ella cree que la labor del productor debería ser anticiparse a los posibles escenarios que puede tener la película. Argumentó que se debe trabajar para que el producto llegue a dónde se tiene propuesto y que debe existir una estrategia en conjunto con un trabajo arduo. Estos y más consejos fueron los que compartió durante la charla.
«Productor es aquel que tiene la iniciativa y el interés. […] Es un estudio de viabilidad, factibilidad y sustentabilidad para llevarse a cabo»,aseguró durante la plática.
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El cine, para ella, muestra el imaginario de cada país y debe corresponder con las personas que confían en el proyecto. El camino para llegar a ser productor tiene varios puntos: se debe de tener un conocimiento pleno de temas legales, en específico por los derechos de autor de cada obra. Aunado a esto, se debe tener una pasión por las historias humanas, pues las películas son analogías a las personas.
Dentro de las labores de un productor está también su compromiso de cumplir todo lo que promete y propone, buscando que sus producciones tengan impacto en el espectador. Define la producción como un rompecabezas.
Su labor en la AMACC
Recientemente fue nombrada presidenta de la Academia Mexicana de Artes y Ciencias Cinematográficas, por su apoyo y dedicación al producto cinematográfico nacional y su objetivo como presidenta de la AMACC: «buscar garantías de acceso al mercado y al público».
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El público debe tener el derecho a elegir lo que quiere ver, con una proyección equitativa de contenido extranjero y nacional, tanto en horarios como en cartelera. Uno de los mayores riesgos que ella vislumbra, es que nuestro contenido pierda su ADN. Mónica cree, basándose en el artículo 4 de la Constitución, que el gobierno debe apoyar el fomento del cine nacional, y mientras están a la espera de las consecuencias de la desaparición de los fideicomisos que apoyaban al cine.
